Ha sido una semana interesante la que hemos vivido en la ciudad de Nueva Noir, ¿no les parece? Nos vuelve a esos tiempos de “amanecerá y veremos”, cuando nos acostábamos sin saber qué iba a ocurrir en cuestión de horas. Hemos visto con indudable asombro cómo se enciende una guerra contra el crimen, con numerosas bajas del lado ilícito, para culminar con la dramática reaparición del viejo defensor de la ciudad. Así, quiero dedicarle mi editorial a un hombre en particular: al fiscal de distrito, Matthew Stark.
¿Qué puedo decirles, mis queridos televidentes, que ustedes ya no sepan? ¿Que conmueve mi corazón las muertes de estos parias sociales? Es decir, ¿cómo abordas un tema así? Ya quisiera yo refugiarme en el mantra de “toda vida es importante y ningún hombre tiene el derecho de tomar la justicia en sus manos”, pero quiero que se tomen un momento. Levántense de sus asientos y vayan a la ventana. Miren a la calle. ¿Cuándo fue la última vez que usted se sintió seguro fuera de su casa? Para nadie es un secreto que esa ciudad gloriosa en la que vivieron nuestros padres ha pasado al olvido. Uno sale a la calle y no sabe cuándo va a regresar –en caso de que regreses. Abrimos la prensa los lunes para enterarnos de cuántos muertos tuvo el fin de semana. Y se acuerdan planes de seguridad, estrategias para combatir el hampa, un desarme generalizado de la población, ¿con qué resultados? Seguimos con más muertes que las de la guerra en Arabia.
Es posible que ustedes, espectadores, ya sepan a qué punto quiero llegar. Acabamos de ver al jefe de la policía, Joe Shaw, anunciando la multiplicación de agentes trabajando en el caso, mientras el alcalde Vega mantiene un incómodo silencio. Lo que yo tengo que preguntarme es: ¿Para qué quieres detenerlo?
Vamos a quitarle las connotaciones moralistas y sentimentales al tema. Ya sabemos que Stark le ha dedicado su vida a mantener las calles a salvo y sabemos que esos alegatos de corrupción en su contra son difíciles de creer. Es de conocimiento público que Walt Miller, nuestro querido fiscal de distrito, tiene preferencia por cortar del árbol caído. Pero si incluso no es Stark el responsable de los asesinatos contra la mafia, ¿queremos mantener al culpable fuera de prisión? Si a mí me preguntan, nos está haciendo a todos un favor. Porque unos tipos que son abaleados en un burdel, portando armas de alto calibre y drogados hasta los cielos, no se encontraban rezando cuando El Señor se los llevó.
¿Mi propuesta al Departamento? Denle una medalla al tipo. Pónganlo en la nómina.
Yo, personalmente, me ofrezco como voluntario para cavar las tumbas. Y lo haré con gusto.
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